miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Buen fin, para quién?


No hace mucho que vivimos en México una mala réplica del Black Friday estadounidense. El presidente Calderón, con su ya entrenada retórica, presume con orgullo los resultados de dicha estrategia e invitó a hablar bien de México. Sin embargo, pregúntese ¿Quiénes fueron los grandes ganadores de El Buen Fin, y en verdad hay algo bueno que decir de México, tomando ésto como referencia?

¿Buen Fin, para quién?


NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Martes 29 de noviembre de 2011

“Nos mandaron preguntar si se iba a prolongar varios días porque estaban yéndose a cero ahí sus ventas en la frontera, del lado americano, incluso, algunos tuvieron que adelantar sus ofertas de Día de Acción de Gracias para el fin de semana pasado. Así que, amigas y amigos, qué bueno que una cosa que se hace limpiamente sale exitosamente en beneficio de todos”, éste fue el comentario expresado por Felipe Calderón respecto a los resultados del Buen Fin, el cual, aseguró, fue un “rotundo éxito”.
Ya han transcurrido varios días desde la versión mexicana del Viernes Negro estadounidense, con una percepción poco favorable de los efectos de ese proyecto. Las principales interrogantes sobre los resultados gravitan en torno a dos temas: los medios utilizados por los consumidores para realizar sus pagos y la estrategia de los negocios para incentivar el consumo.
México no se ha caracterizado por recrear exitosamente experimentos realizados en el extranjero con éxito. ¿Qué mejor muestra que el modelo neoliberal, al cual, el Buen Fin, se agrega a la lista? Dijeron que las bases de esta estrategia se enfocaban al beneficio del consumidor, el impulso al mercado interno y la protección al empleo. La Profeco verificaría que los comerciantes respetaran los derechos de los consumidores, reportó La Crónica de Hoy. Sabiendo esto, revisemos a los consumidores. Un pequeño porcentaje de la población, de ingreso muy alto seguramente optará por hacer compras en los Estados Unidos, sobre todo en los estados colindantes con la frontera mexicana, por lo que el impacto de este sector pasaría casi imperceptible en las estadísticas de ventas del Buen Fin. Para los estratos de menor ingreso, donde se encuentra la mayoría de los mexicanos, no habrá incentivos muy grandes para adelantar su consumo decembrino por su escasa o nula capacidad de endeudamiento. Y ahora el punto clave, la clase media, la cual tiene posibilidades de contar con una tarjeta de crédito y, por ello, de endeudarse.
Estudiemos ahora el lado empresarial de la estrategia, para empezar, de acuerdo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales (ANTAD) sólo 50 por ciento de las cadenas del organismo se sumaron a la iniciativa; además, hubo escepticismo por las ofertas ofrecidas durante ese fin de semana. Alejandro Calvillo, director de la asociación civil El Poder del Consumidor, consideró que la estrategia estaba diseñada para satisfacer al sector comercial y no en apoyo a las familias mexicanas, refirió El Universal. Los consumidores detectaron que los precios de diversos productos eran los mismos o similares; con un cambio significativo solamente en el aumento de las mensualidades, que prolongarán más la deuda.
La Prensa relata las experiencias de algunos compradores, casos de personas que adquirieron a crédito bienes que ya poseían, sólo porque estaban muy baratos, el caso de mujeres que compraron ropa que ni siquiera era de su medida. Las deudas descritas en este reportaje van desde los 27 mil hasta los 135 mil pesos; correspondiendo esta última cifra a un hombre que afirma lo siguiente: “cuando compras y compras te sientes menos jodido… los electrónicos son la nueva forma de alejarse de la pobreza”, afirmó. El Buen Fin fue una orgía de tarjetas de crédito que iban de terminal en terminal eliminando los inventarios, acumulados con seguridad por la desaceleración económica y llenando así las arcas de las empresas y los bancos, ya que en ninguna otra temporada del año las tarjetas de crédito fueron utilizadas de ese modo.
Este voraz consumismo reportó a las empresas 106 mil millones de pesos, lo que significó un aumento de 37 por ciento en las ventas durante cuatro días de barata, informóEl Economista, lo que rebasó las expectativas. Con más mercadotecnia que descuentos reales, esta compaña mal planeada tendrá un impacto marginal en el producto interno bruto (PIB), pues el éxito de la estrategia original se basa en sacrificar más los márgenes de ganancia y aprovechar las ventas por volumen acompañadas de descuentos atractivos que motiven al consumidor a hacer compras, que de otra manera no hubiera realizado, explicó CNN Expansión.

El fomento y práctica del consumismo, con la idea inútil de que para ser hay que tener, alimentado por el aprovechamiento de ofertas y rebajas, echa la soga al cuello a millones de mexicanos. Los únicos beneficiarios reales de esta estrategia fueron los grandes empresarios, quienes veían abarrotados sus inventarios por la crisis económica que envuelve al país y ahora, a costa del endeudamiento y la falta de cultura en el consumo de los mexicanos, retozan como duendes alrededor de la olla llena de oro al final del arcoíris.
El segundo gran ganador es el mandatario Calderón, que con esta estrategia fue capaz de desviar la atención de los mexicanos, del factor bélico presente en la Revolución Mexicana, tan característico y significante por las adversas condiciones políticas y socioeconómicas, que son los componentes básicos de los movimientos sociales masivos. Milenio resalta que Calderón invita a hablar bien del país, tomando como ejemplo de mejoría los resultados del Buen Fin. La pregunta es ¿cómo hacerlo con una estrategia que endeuda, afecta marginalmente al PIB y, por si fuera poco, crea lagunas mentales en las mentes de los mexicanos? Ante ese descaro, me niego personal y tristemente a hablar bien de México. Hasta el próximo martes.

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