martes, 8 de noviembre de 2011

Ilusionista tequilero, mal consejero


En la pasada reunión del Grupo de los 20 (G-20), no podían faltar los disparates de alguno de los asistentes, el cual hubiera preferido no fuera mexicano. Pero bueno, que le vamos a hacer, aquí les dejo mi colaboración de este martes, con un análisis sobre el tema.


Ilusionista tequilero, mal consejero


NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Martes 8 de noviembre de 2011

El sábado anterior, en la cumbre del Grupo de los 20 (G-20), el presidente Felipe Calderón recomendó la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la resolución de la crisis de deuda de la Unión Europea (UE). Calderón Hinojosa sugirió aplicar la receta usada en América Latina en los años 80 y 90, México incluido, ya que la situación es desesperada como en el caso griego, donde cada habitante, sin distinción de edad ni género, debe 32 mil euros. Refirió La Jornada (nacional).
Curiosos e intrigantes los consejos de Felipe en la cumbre del G-20, sobre todo porque proviene de un país en donde nos hemos hecho expertos en sobrevivir a las crisis, y no en resolverlas. Ésa es la cruz de nuestra parroquia, a la que, supongo, el líder del Ejecutivo federal olvidó en Los Pinos o no tuvo espacio para ponerla en sus maletas antes de viajar a Francia.
¿Acaso llevó como evidencia los spots de radio donde el gobierno federal anuncia las mil maravillas realizadas a lo largo de cinco años de gobierno? Además de Presidente, resultó mago, ya que desaparecer a 57 millones de pobres es algo que el mismo David Copperfield envidiaría. Sin embargo, no lo olvide, Copperfield es un excelente ilusionista, Felipe Calderón sólo lo intenta.
El espacio económico mexicano continúa su deterioro a casi 30 años de impuesto el modelo neoliberal, las expectativas para 2012 son todo, menos bondadosas. El Banco de México realizó una encuesta donde seis de cada 10 especialistas en economía del sector privado opinaron que, al menos, en los próximos seis meses la situación no mejorará, fundamentado en la predicción de la caída de la tasa de crecimiento, la cual se esperaba fuera de 4.37 por ciento, y que se espera caiga a 3.24 por ciento.
En lo que atañe al ingreso por habitante, los números son para quitar el aliento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expuso que el avance del ingreso se desplomó en 80 por ciento en tres décadas, comparado con la crisis de deuda de los años 80. El producto interno bruto (PIB) sólo ha crecido, de 1980 a 2008, un paupérrimo 0.6 por ciento; en colisión con el 3 por ciento reportado antes de ese periodo.
Es escalofriante saber que desde el siglo XIX no se había observado un porcentaje similar. Los cambios realizados por los neoliberales restringieron al Estado y lo aislaron poco a poco de una de sus principales funciones, que consiste en la redistribución de la riqueza, profundizando mucho más las disparidades sociales. Más aún, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) categoriza a América Latina (AL) y el Caribe como una de las regiones más desiguales del planeta.
De acuerdo a sus cifras en AL, las diferencias en educación, salud e ingreso desvanecen hasta en 26 por ciento su desarrollo. La cifra para México es del 23 por ciento, reflejándose en una caída de 15 lugares en el índice de desarrollo humano (IDH), donde descendimos del lugar 57 al 72, perjudicando todavía más a los pobres.
Para cerrar con broche de oro, la economía mexicana está más endeudada que nunca con el exterior; la deuda externa actual duplica al monto de la del sexenio de Carlos Salinas de Gortari; las obligaciones de los sectores público, privado y bancario se ubican en 197 mil 172.2 millones de dólares, siendo un 109.3 por ciento más que la registrada en 1990, según estimaciones de la Secretaría de Hacienda, recogidas en La Jornada (nacional).
A este dato se suman los 20 mil 500 millones dólares de capital golondrino que en septiembre volaron a otras tierras en busca de mejores rendimientos y sin dejar un solo peso a las arcas mexicanas, por estar libres de cualquier de impuesto, logrando así tambalear el castillo de naipes de nuestra estabilidad económica, casi derrumbándola.
Felipe Calderón, aun con toda la información previa y no se diga la histórica, se atreve a dar consejos a la UE para hacer frente a la crisis de deuda que tiene atados de manos a muchos países miembros, a sabiendas de que México ostenta la segunda tasa de crecimiento más baja de los últimos 30 años de gobiernos neoliberales y en sus 5 años de gobierno ha obtenido una tasa promedio de crecimiento anual de 1.74 por ciento, sólo arrasada por Miguel de la Madrid, con la marca de 0.34 por ciento anual.
Existe una evidente ruptura entre los intereses de los mexicanos y los del gobierno, pareciera que la comunicación entre los ciudadanos y los funcionarios a cargo de velar por sus intereses es inexistente; van tres décadas de gobiernos neoliberales y apenas promediamos una tasa de crecimiento de 2 por ciento.
Carlos Fernández-Vega, en su columna México SA, expresa que en esos 30 años nacieron cerca de 48 millones de mexicanos y al cierre de 2010 se contabilizaron más de 57 millones de pobres, por lo que cuestiona de manera justificada si vamos por el rumbo correcto.
Difícilmente algún ciudadano o autoridad europea tomará en serio a Felipe y a sus consejos, cualquier persona miembro del movimiento de los indignados o autoridad europea, con un poco de iniciativa se dará cuenta de los efectos perniciosos que ha acarreado en México el modelo neoliberal.
Y que es atroz el cinismo con el que habla uno de los líderes, en pobreza, de América Latina. El ilusionista ha actuado; con su experiencia, trató de caminar con dignidad sobre las aguas de la crisis, esperando dejar atónitos a los espectadores, lo que no esperaba era culminar con un sonoro ¡splash!, del cual, ni el mar Muerto, donde todo flota, hubiera logrado el milagro de expulsarlo a la superficie. Hasta el próximo martes.



http://ntrzacatecas.com/editoriales/opinion/2011/11/08/ilusionista-tequilero-mal-consejero/

1 comentario:

  1. Dice un refrán: Cuando los ciegos guían, ¡ay de los que van detrás!.

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