domingo, 8 de julio de 2012

Temores ocultos






*Agradecimiento especial a Paulina Rivas por aportar la foto*

¿Similitudes políticas entre México y República Checa? A pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, de tener idiomas radicalmente distintos, y de beber cerveza o tequila según el caso, el político checo Václav Havel hace notar escalofriantes coincidencias entre los gobiernos comunistas y los gobiernos democráticos mexicanos. A continuación, el análisis.



Temores ocultos

NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Martes 24 de abril de 2012
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Václav Havel, ex presidente de la República Checa y de la antigua Checoslovaquia, falleció a los 75 años el pasado 18 de diciembre. En una gris mañana de invierno se anunció el fallecimiento del intelectual, dramaturgo y político checo que dejó una huella muy profunda en el corazón de los ciudadanos y la política checa. Havel fue un férreo opositor del régimen comunista que por décadas asedió al pueblo checo y en general a Europa del este.

Su trabajo como dramaturgo, le trajo consigo reconocimiento internacional y al mismo tiempo censura en su natal país; su labor intelectual como crítico del sistema lo puso literalmente entre cuatro paredes, ya que fue condenado a pasar largas temporadas en prisión. Ahora en México nos encontramos en plena contienda electoral, que busca definir con descaro y democracia, quién será el próximo ocupante de Los Pinos. Son sorprendentes, querido lector, las similitudes del ambiente y modus operandi de los gobiernos comunistas con el nuestro. ¿Qué tanto habrá incomodado Václav Havel a las autoridades como para haber sido censurado, perseguido y encarcelado?

El libro En defensa de la libertad, publicado por Ediciones El Cambio, el cual contiene algunos textos del dramaturgo y político checo, describe el contexto político bajo el régimen comunista como represivo, coercitivo y totalitario. Aquí importa recalcar algo, y es que a pesar de la existencia de un partido único, se realizaban elecciones para “legitimar” la ocupación de los puestos en el gobierno. Probablemente, esta situación llevó a Havel a preguntarse las razones por las que la gente, sumisa y sin protestar, daba el visto bueno al partido oficial que se mantenía constante en el poder. El 8 de abril de 1975, Havel dirigió una carta al Dr. Gustáv Husák, en aquel entonces secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia, cuyo contenido era una herejía contra las directrices de aquel gobierno. En ella, Václav Havel describe cómo la gente trabaja organizadamente en fábricas y oficinas; se manifestaban mejoras en su nivel de vida, y lo mejor de todo para el régimen: en ningún lugar eran observables señales de inconformidad hacia el gobierno. Por ello la pregunta: ¿estos elementos podrían sintetizar a la antigua Checoslovaquia como una nación consolidada?

Sin embargo, unas cosas son las que miden las estadísticas, números y declaraciones oficiales, y otras, el estado interior real de la sociedad. México no es muy diferente, ¿o acaso no fuimos y somos el objetivo de los espots que a todas horas transmitía el gobierno, “para vivir mejor”, encabezado por Felipe Calderón? Allá, Havel advertía que se acercaba peligrosamente una crisis de dimensiones históricas, un debilitamiento de la sociedad, el que en México lleva décadas desarrollándose. Bajo el régimen comunista, narraba el dramaturgo y político, el miedo era el principal incentivo del partido comunista para mantenerse en el poder.

El temor a perder el trabajo por mostrar algún desacuerdo, maestros que enseñaban cosas que ni ellos mismos creían, por el miedo a las secuelas eventuales; la gente asistía a las urnas y votaba con una expresión en el rostro de que eran auténticas elecciones. En México, este miedo es muy notorio, existe por un lado quienes tienen la falsa creencia de que al mantener al mismo partido en el poder se mantendrá, si es que así se le puede llamar, la estabilidad. Por otro lado están quienes caen en el encanto de las guerras sucias, en campañas donde lo único que se busca es influenciar el voto a través del pánico, ¿acaso no recuerda los espots del Partido Verde sobre medicinas y educación, o aquel famoso anuncio panista de 2006 con la afirmación de que López Obrador es un peligro para México?

Los acarreados a los mítines políticos son una extrapolación de la realidad checoslovaca bajo los gobiernos comunistas, donde por miedo se asistía a fiestas oficiales, marchas y procesiones. Esto sería o es de suma gravedad para nuestra nación, ya que la interpretación alternativa es que sólo nos queda elegir la opción que no empeore las cosas y no aquélla que las mejore. La intimidación paulatina aplicada a lo largo de décadas nos ha hecho recaer en la indiferencia, provocando la aceptación de las amenazas, en palabras de Havel, significa caer en un miedo ético.

El diario El País, en una colaboración sobre esta destacada personalidad checa, describe cómo Václav Havel estaba a favor de revolucionar la democracia desde la sociedad civil, antes que desde el propio Estado; elemento que me parece muy importante para nulificar el miedo y la artificialidad descritos anteriormente. Destaca también el rol de los intelectuales, los cuales, consideró, tienen mayor responsabilidad frente a la sociedad que otras personas. Éstos pueden contribuir a enriquecer el debate y su voz debería ser tomada más en cuenta por los políticos para lograr una mejor reflexión sobre lo que es y lo que será nuestro país.

En relación al papel de los intelectuales aportado por Havel, no hace mucho, Carmen Aristegui declaró que se había realizado una invitación formal a los cuatro candidatos presidenciales a un debate a realizarse el día 25 de este mes en la primera emisión de Noticias MVS, donde el valor agregado a dicha discusión se lo darán un conjunto de preguntas formuladas por reconocidos académicos y expertos sobre diversos temas y donde se pretende que los candidatos fijen su postura respecto a éstas.

Hasta ahora López Obrador, Quadri y Vázquez Mota han confirmado su asistencia; ésta, bajo la condición de que asista también Enrique Peña Nieto. Quizá este debate sea un buen ensayo para diseñar mejores y más completos ejercicios en el futuro, que puedan dar pie a una auténtica democracia. Aunque para esto también se necesitan candidatos con una autoridad moral intacta, integradores y cultos; como lo fue el mismo Václav Havel. Hasta el próximo martes.

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