martes, 25 de octubre de 2011

Hacia un México moderno


Aquí evalúo alternativas para el desarrollo, sobre todo apostando por el desarrollo de ciencia y tecnología.


Hacia un México moderno

NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Martes 7 de junio de 2011

Estimado lector, si usted tuvo acceso a mi colaboración anterior, recordará que abordé el tema de la industria petrolera; que en conjunto con la escasez de pilares promotores del crecimiento y desarrollo económico, esa industria resulta ser un negocio de altísimo riesgo que constantemente tiene en la cuerda floja al desarrollo de la nación. Ante un recurso como el petróleo, el que tarde o temprano se agotará, y ante el complejo contexto político y económico en que se administra el hidrocarburo, las interrogantes sobre nuestro futuro surgen y convergen a un punto específico: ¿Qué alternativas reales de desarrollo existen y se promueven en nuestro país?
La pregunta planteada puede abordarse desde la perspectiva de la investigación y desarrollo (I+D), a la que la OCDE define como: “el trabajo creativo realizado de manera sistemática con el fin de incrementar el acervo de conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, y la utilización de ese acervo de conocimiento para desarrollar nuevas aplicaciones”. Por ello considera, de suma importancia, el desarrollo de innovaciones científicas y tecnológicas que mejoren la competitividad para alcanzar un crecimiento sostenido en el largo plazo, a partir de una mayor inversión en I+D.
En el entorno de la OCDE, México no es precisamente el país que más se esfuerce en innovar. Según La Jornada (Nacional), con datos de la OCDE, México es la decimotercera economía del mundo en cuanto a tamaño y la número 74 respecto a ingreso por habitantes, sin embargo, es la más rezagada entre las naciones que conforman la OCDE, en cuanto a gasto en inversión y desarrollo.
En promedio, invierte 0.4 por ciento del producto interno bruto, o sea, alrededor de 51 mil 450 millones de pesos, en investigación y desarrollo; mientras que la media de la OCDE es de 2.3 por ciento del PIB. Esto ubica al país por debajo de economías emergentes como Chile, China, India y Brasil que compiten con México por la inversión extranjera.
Respecto al capital humano en las labores de ciencia y tecnología, México ocupa también la última plaza, sólo dos de cada mil empleados (formales) labora en actividades relacionadas con la investigación y desarrollo; dato que contrasta con Finlandia, que es el mejor posicionado con 32 por cada mil.
En cuestión de patentes, la hegemonía se sostiene, mientras que Finlandia cuenta con 271 patentes por millón de personas, nuestro país registra dos por cada millón de habitantes. Los datos proporcionados son alarmantes y eso que aún no se considera la inversión en educación, que es el componente básico complementario de la investigación y desarrollo, ya que de nada sirve acumular y crear conocimiento, si no existe el capital humano que sea capaz de explotarlo apropiadamente.
Sin dudarlo, y a pesar de estos datos tan preocupantes, la I+D es un área que puede traer grandes beneficios a nuestros país. Es una alternativa viable para aprovechar el bono demográfico que poseemos. Un incremento en la inversión para investigación y desarrollo puede producir un efecto multiplicador al darse un incremento en el gasto en educación que forme el capital humano capaz de explotar y aprovechar el conocimiento generado por la investigación científica y tecnológica, sin este complemento necesario, la I+D está condenada al fracaso y no traerá ningún retorno económico.
Es cierto, tenemos un Estado frágil que politiza la asignación del gasto público en función de intereses personales y grupales, además de una iniciativa privada que no aporta nada significativo en esta materia, por lo tanto, una revaloración del papel de la ciencia y tecnología en el proceso de desarrollo es requerida, sobre todo en un contexto económico hoy tan complicado como lo es el mexicano.
Si buscamos proveer a nuestra población de empleos dignos y bien remunerados, me parece, querido lector, que la solución está en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, área estratégica que de aprovecharse como es debido, fortalecería enormemente el mercado interno al reducir la dependencia tecnológica externa, y además, al iniciar a cerrar esa brecha, se pondría muy en alto el nombre de México. La I+D es una alternativa real para el desarrollo, no desconocida, pero sí poco apreciada y poco explorada.

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