martes, 25 de octubre de 2011

La maldición de los recursos, la enfermedad holandesa y el petróleo mexicano


¿Es acaso el petróleo y la riqueza natural de México una bendición y una ventaja para el desarrollo? En este trabajo les presento un análisis en esta materia.


La maldición de los recursos, la enfermedad holandesa y el petróleo mexicano

NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Miércoles 1 de junio de 2011

Al iniciar, cito unos versos Ramón López Velarde, de su obra cumpleañera, La Suave Patria: “Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros. El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo”. Si bien, Ramón López Velarde no vivió suficiente para ver el surgimiento de Pemex, no cabe duda que tenía una noción muy acertada de lo que representaría, la riqueza petrolera, para el México contemporáneo. La interrogante que surge es la siguiente: ¿El petróleo es garantía de desarrollo y crecimiento económico?
Desde el año 1938, con la expropiación y nacionalización de la industria petrolera, el hidrocarburo poco a poco fue ganándose su lugar, como factor estratégico, del desarrollo nacional. La historia nos ha mostrado que el petróleo es un arma de dos filos.
El mejor ejemplo fue la crisis de 1982, provocada por la caída de los precios internacionales del petróleo y que tuvo altos costos sociales para el país. Factores históricos como éste nos llevan a considerar el concepto conocido como la maldición de los recursos (Resource curse, en inglés). Terry Lynn Karl, de la Universidad de Stanford, define el concepto como: “El crecimiento y desarrollo negativos asociados con el desarrollo focalizado en minerales y petróleo. Es, la relación inversa entre altos niveles de dependencia de recursos naturales y tasas de crecimiento”.
La definición básicamente expresa que, en la mayoría de los casos, países ricos en recursos naturales, como petróleo o diamantes, son más propensos a presentar condiciones de subdesarrollo; a pesar de tener mayor abundancia de insumos para incrementar sus posibilidades de producción.
La maldición de los recursos, está igualmente asociada al concepto conocido como, laenfermedad holandesa (Dutch disease, en inglés), la cual se puede definir como: “El fenómeno que ocurre cuando un boom de recursos provoca que el tipo de cambio aumente, el capital y el trabajo migren al sector en expansión, resultando, en mayores costos y competitividad reducida del resto de los bienes nacionales y servicios por considerarse improductivos”.
En el caso del petróleo, la señal del potencial de riqueza enviada por dicho sector, motiva el deseo de recursos financieros y humanos, de migrar a esta industria, dejando a otros sectores productivos carentes de recursos para realizar sus actividades, y por ende, afectando su competitividad.
Los países que padecen estos males, presentan un sector público muy grande y una burocracia de iguales dimensiones, principalmente motivados por la búsqueda de rentas generadas por el recurso en cuestión.
Como se puede apreciar, según los elementos descritos, el petróleo es un elemento muy complicado de administrar. La alta tecnología de la industria petrolera y la alta especialización del capital humano, requeridas por la misma, hacen que la derrama de sus beneficios no se distribuya equitativamente. Además, para mantener la competitividad de esta industria, son requeridas inversiones millonarias en investigación y desarrollo. Nuestro México, sin duda, adolece de estos males, además de tener una industria petrolera exprimida por un régimen fiscal que a falta de una base gravable más amplia, depende de los ingresos petroleros para cubrir la mayoría del gasto público.
Según La Jornada (Nacional), en 2010 los ingresos de Pemex aportados al sector público fueron de 861 mil 574 millones de pesos entre los meses de enero y noviembre; de los cuales, 318 mil 183 millones se usaron para sostener las operaciones de la paraestatal y 543 mil 400 millones de pesos fueron transferidos al gobierno federal en forma de impuestos, derechos y aprovechamientos, los cuales representaron 91.3 por ciento de los 595 mil 250 millones de pesos asignados al gasto no programable del sector público.
Para salir de este predicamento, el país requiere promover y fomentar una mayor diversidad de industrias, con el fin de eliminar el riesgo que representa el depender de un recurso, casi único y, tan volátil como el petróleo. De esta manera, el crecimiento y el desarrollo económico tendrían vías alternativas por recorrer, al abandonar, poco a poco y con el impulso de otra racionalidad económica, el sinuoso camino que representa hoy la búsqueda de un desarrollo basado en el petróleo, recurso, de hecho, sin procesar.

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