martes, 25 de octubre de 2011

¿Para vivir mejor?


A continuación, les presento una crítica sobre la estrategia del combate a la pobreza encabezada por el gobierno de Felipe Calderón


¿Para vivir mejor?

NTRzacatecas.com
René Fernando Lara Cervantes
Miércoles 22 de junio de 2011

¡Vivir mejor, gobierno federal! Así reza el eslogan de la propaganda relacionada con los programas sociales de la administración de Felipe Calderón. En el modelo neoliberal, el combate a la pobreza se limita a la cobertura de las necesidades materiales, donde su medición, realizada por equipos designados oficialmente, al centrarse en la numerología pierden de vista el lado humano, si lo que buscan es complacer a las élites políticas, económicas y científicas. Para tener una perspectiva más amplia del combate a la pobreza, es necesario comprender que las acciones emprendidas por las autoridades para su abatimiento no deben ser concebidas de manera altruista o caritativa.
En el caso de México, las estrategias de combate a la pobreza en su mayoría son de la naturaleza antes mencionada, cuando el problema debería ser planteado como un asunto de derechos humanos. Bien lo dijo Louise Arbour, la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU: “los Estados y la comunidad internacional tienen el deber de luchar contra la pobreza, pues vivir libres de carencias es un derecho y no un simple problema de compasión”.
El abatimiento de la pobreza se hace a través de programas sociales, administrados y ejecutados por los gobiernos en turno, cuya principal propiedad es la focalización de éstos; en determinados espacios geográficos o dirigidos a un sector específico de la población, con determinadas características, algunos ejemplos de esos programas son el de Oportunidades y 70 y Más.
Sergio Zermeño, en su ensayo Reconstruir a México en el Siglo XXI, plantea que una de las grandes desventajas de la focalización de apoyos es el problema del diseño; un programa o apoyo mal diseñado se vuelve excluyente, cuando un sector de la población con necesidad de recibir dicho apoyo no puede acceder a él porque sencillamente no cubre los requisitos para disponer de éste. Adicionalmente, si empleamos la racionalidad usada por el modelo neoliberal, que consiste en maximizar ganancias y minimizar costos, la focalización puede ser utilizada como un instrumento para reducir el gasto social al mínimo y, de esta manera, cumplir con las políticas de austeridad, donde no se contempla el factor humano, además de ser exigida con rigor su aplicación por instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
Un segundo problema en los instrumentos de combate a la pobreza es la manipulación de los mismos con fines electorales, por ejemplo, según La Jornada (Nacional), durante la administración de Vicente Fox, entre los años 2000 y 2005, el gobierno federal privilegió la asignación de recursos del Programa Oportunidades a seis estados de la República, cuya principal característica era su bajo índice de marginación y cinco de ellos eran gobernados por el Partido Acción Nacional. Por sólo mencionar un ejemplo, el padrón de beneficiarios en el estado de Aguascalientes se incrementó en mil por cierto aproximadamente. Otro caso, fue el ocurrido en Oaxaca en 2009, donde se denunció que existió la amenaza de funcionarios federales de que en caso de no votar por el blanquiazul, los beneficiarios corrían el riesgo de perder los apoyos del programa 70 y Más, la querella fue presentada en contra, nada más y nada menos, que de Ernesto Cordero, quien en aquellos días era titular de la Secretaría de Desarrollo Social, y contra otros funcionarios de la dependencia.
El combate a la pobreza en nuestro país se encuentra lleno de obstáculos, de diseño y políticos, la concepción altruista que se tiene de este problema, sumada al deseo de ganar y/o mantener el poder de la clase política no hacen más que aplazar el avance del mejoramiento de la calidad de vida de la población. Para retomar el camino al abatimiento de la pobreza, es necesario, primero, reformular el concepto actual de pobreza y considerar aspectos más allá de la falta de recursos y privación de lo material. A la nueva definición debería de agregarse también la pobreza en capacidades, en talentos, en salud y otros factores que, sin duda, merman la creación de riqueza.
Además, sería conveniente rediseñar los apoyos y programas, con base en un estudio minucioso de las necesidades de la población de regiones específicas, de modo que combatan de manera efectiva el problema. “Hace mucho que México dejó de ser un país pobre. México es un país de renta media”, declaró el actual secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ante empresarios en la ciudad de San Luis Potosí, respaldando, posiblemente, dicha aseveración bajo los indicadores usados para medir los efectos de los programas sociales en el combate a la pobreza. Sin embargo, sería conveniente que alguien le recuerde al señor secretario que matemáticamente virtualmente todo es demostrable, incluso acreditar el “vivir mejor”.

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